La doble cara

Cuando no sabes que hay del otro lado, te muestran una cosa pero hacen otra, esa doble cara produce una gran confusión.  Puede ser en la política, en la pareja, un empleado.  Los manipuladores tienen esa doble personalidad. Hay engaño porque en el discurso dicen una cosa pero los hechos demuestran otra.  Y con este tipo de personalidades no te das cuenta hasta que estás enganchado en una telaraña.  Por eso se llama la trampa de los manipuladores. 

¿Cómo hacemos para darnos cuenta antes de estar atrapados?  No es fácil.  Son encantadores, y saben encontrar el lado flaco de las personas.

Sugiero estar atentos a indicios en el pasado.  Un político que prometió y no cumplió, una pareja con algún hecho dudoso.  El problema es cuando no hay una historia conocida, lo llamamos una recurrencia de acciones en el pasado que indique un comportamiento ya sea un político que no conocemos, una nueva pareja o un nuevo colaborador. Por eso en recursos humanos pedimos referencias cuando tomamos personal nuevo. 

Y si ya estamos en un vínculo, es importante estar atentos a si hay una coherencia entre lo que dice y lo que hace. Por ejemplo, promete y promete, pero no cumple. Hay un discurso de “Yo soy muy buena persona…pero me pasó tal cosa” (una excusa). Allí ya nos estamos dando cuenta que algo no anda bien, como una sensación, pero la sensación no es suficiente. Necesitamos comprobar los hechos para formarnos una opinión y hasta llegar aquí pasa el tiempo, y así entramos en la telaraña, con gobiernos, personas, colaboradores, pareja, familia….

Entonces tenemos tres instancias…  Cumple, pero no satisface. No cumple lo que promete y a veces escucho “Ya va a cambiar”.  “No es tan así”

Como coach veo la posibilidad sin embargo como psicóloga, hay caracteropatías donde no hay capacidad de cambio y allí es donde se tuvieron esperanzas, pero pasó el tiempo y nos encontramos en la telaraña.