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¿Tus pensamientos te curan o te enferman?
- septiembre 25, 2025
- Publicado por: Consultora Monica Dreyer
- Categoría: Columna semanal

Quiero recomendarles un libro, La biología de la creencia, del biólogo celular Bruce Lipton quien propone una visión revolucionaria de la relación entre mente y cuerpo. Basado en décadas de investigación en biología celular y epigenética, Lipton sostiene que nuestras creencias y percepciones pueden influir directamente en nuestra biología, incluso a nivel genético. Esto desafía la visión tradicional de que estamos determinados exclusivamente por nuestro ADN.
El núcleo de su argumento está en la epigenética: los genes no son interruptores fijos, sino planos que se activan o desactivan según señales del entorno. Lo sorprendente, según Lipton, es que una parte crucial de ese “entorno” es creado por nuestra mente. La forma en que interpretamos el mundo —si vivimos en miedo o en confianza, en estrés o en calma— genera respuestas bioquímicas que afectan la actividad celular.
Lipton explica que la membrana celular actúa como el verdadero “cerebro” de la célula, recibiendo y procesando información externa. Así, el pensamiento no es solo un fenómeno mental: se traduce en impulsos que modulan hormonas, neurotransmisores y, en última instancia, la salud física.
El libro invita a replantear el papel del pensamiento positivo, no como una ingenuidad optimista, sino como una herramienta capaz de modificar procesos fisiológicos.
Sostiene que nuestros pensamientos y creencias no solo interpretan el mundo, sino que ayudan a moldearlo, uniendo así la perspectiva científica con la espiritual.
En un tiempo en el que la medicina suele centrarse en lo puramente físico, Lipton sostiene que adoptar creencias positivas, rodearse de un ambiente emocional sano y vivir con atención plena a cómo interpretamos nuestras experiencias puede ser tan importante para la salud como cualquier tratamiento médico.
Su mensaje es claro: no somos víctimas pasivas de nuestra biología, sino co-creadores de ella.
En su visión, cada pensamiento es un ladrillo con el que levantamos la realidad que habitamos.