¿Y si nada cambia?

Siempre he sido muy positiva en cuanto a ver posibilidades, sin embargo también necesito prepararme para situaciones de no cambio y preparar a la gente que me pregunta. ¿Qué te parece? ¿Esto va a cambiar? 

La imagen que tengo es del hámster en la ruedita, en un círculo vicioso de desgaste que se repite una y otra vez lo mismo. ¿Cómo vivir de esa manera?
«El hombre es un ser que puede acostumbrarse a cualquier cosa». (Dostoyevski)

Cuando se habla con extranjeros te dicen. “Me encantó la Argentina…” pero adentro lo vivimos de otra forma. Y muchas veces no está dentro de nuestro control cambiar la situación pero sí podemos cambiar la manera en que lo vivimos. A eso apunto. Salvando las distancias siempre me pregunté como sobreviven en la guerra, en los campos de concentración o en países con extrema pobreza.  Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra, filósofo austríaco sobrevivió a los campos de concentración (1942-45), no así su familia. Cuando salió escribió más de 20 libros, uno de ellos “El hombre en busca de sentido”. Muy muy interesante. Refiere que los más resistentes tenían esperanza de reencontrarse con su familia. El prisionero que perdía la fe en el futuro estaba condenado, se abandonaba, decaía y se convertía en sujeto del aniquilamiento físico y mental. 
Desarrollaban una vida espiritual, apreciaban las pequeñas cosas, un atardecer. Agradecían mínimos gestos, refiere Frakl como que alguien te ayude a despiojarte. Consolaban a otros, dándoles el último trozo de pan. Muchas veces es precisamente una situación externa excepcionalmente difícil la que da al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo.
Incluso bajo las circunstancias más difíciles puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad.
«A un hombre le pueden robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino».