Lo diferente y desconocido

Si bien el dicho dice “Mejor malo conocido que bueno por conocer” sin embargo en algunos casos le tensión llega a un punto según las leyes de los sistemas que es de la única manera que se produzca el cambio.
Lo desconocido puede ser inquietante pero más aún es quedarse en un lugar que se la está pasando mal. Como en el matrimonio cuando las cosas empiezan a andar mal y las personas lo relatan como vivir en un infierno hasta que se toma la decisión de separarse, que puede ser mejor o peor que estado anterior, pero ya no se puede vivir de esa manera. Las personas se tiran algo diferente, aunque sea desconocido para salir de ese infierno. Y digo se tiran porque es un acto de arrojo.
Es que las personas necesitamos saber que hay una posibilidad, tener esperanzas y seguir proyectando. Es la ley de la vida, aunque luego no resulte y ahí apelamos a la resiliencia.
Lo desconocido tiene aquello de completarlo con nuestras ilusiones. Lo conocido que nos desilusionó tiene toooodaaa la historia, aquello que vivimos y nos hizo mal, la experiencia de lo que anhelamos y no sucedió, una y otra vez nos dimos la cabeza contra la pared y eso tiene una carga emocional pesada. Cuando se anhela una y otra vez y no sucede lo que se anhela, se forma lo que decimos en coaching un juicio de facticidad y nos decimos “Esto no va a cambiar”. Pero si logramos pasar al llamado juicio de posibilidad es allí donde nos decimos “Es hora de hacer algo diferente”. Y ese diferente no es así nomás, sino todo un camino, un nuevo diseño, un aprendizaje y nuevos conocimientos que diseñen un accionar efectivo. Si nos quedamos en la facticidad y esto no va a cambiar genera resentimiento. Si logramos traspasar ese puente podemos aprender de nuestros errores y diseñar nuevas acciones que posean capacidad de generar nuevas y mejores realidades.