Gente tóxica

Una de las primeras enseñanzas de mi práctica como psicóloga fue el concepto de contratransferencia, eso significa aquello que como terapeutas sentimos del paciente. ¿Qué se siente frente a un paciente psicótico? Miedo. ¿Y frente a un psicópata? Te quedas pensando y pensando, con preocupación, la cabeza gira en un círculo vicioso de pensamiento. Y este concepto de contratransferencia me sirvió para la vida, para identificar que siento con cada persona, si me quedo atrapada en el pensamiento, o siento temor, culpa, tensión. Las personas tóxicas generan este tipo de sentimientos. A veces las personas están tan inmersas, que no se dan cuenta, pero la pasan mal. Identificar aquello que sentís te va a ayudar a ver el vínculo que tenes con la persona. La persona tóxica genera estados negativos intensos y sensación de impotencia, de no poder hacer nada. Hay muchos tipos de toxicidad. Desde un jefe manipulador que descalifica o no tiene una gota de empatía, por eso la base psicopática. Si es una situación laboral y no podés cambiar de trabajo, sólo queda fortalecerse siempre y cuando no te enfermes o la situación llegue a un límite. Decir NO, resguarda la dignidad. Otro vínculo tóxico puede ser un amigo con comentarios incómodos, donde siempre es el mejor o te marca alguna falencia. Un familiar mete culpas. Una pareja agresiva o celosa hasta el punto de una celotipia donde los celos no tiene una base lógica. Una señora me contaba “Me levanto temprano, voy a trabajar todo el día y vuelvo, no hago otra cosa que trabajar y mi marido me inquiere preguntándome donde estuve, hasta me insulta e inventa ¡Ni hablar puedo con el verdulero!”
¿Qué hacemos con todo esto? Hay personas que no van a cambiar. De allí es la decisión, hasta dónde aliena continuar con ese vínculo. Te invito a pensar ¿Cómo quiero vivir? Los vínculos no tóxicos son aquellos donde te gusta estar, nutren, divierten, es un ámbito protegido, cuidado, donde la sensación es de comodidad.