La Isla
- junio 25, 2023
- Publicado por: Consultora Monica Dreyer
- Categoría: Columna semanal
Un sabor amargo me dejó una serie que comencé a ver. Ubicada en una espectacular isla de Grecia, pensé que iba a encontrar una historia de amor con lindos paisajes y buena música y me encontré con un pueblo chico, infierno grande. Quizás esa isla represente nuestra cabeza cuando hay encierro y situaciones atrapantes que no se le encuentra una salida. Familias con historias de desencuentro amoroso. Desde la abuela que se enamoró de su profesor y luego de un amor apasionado descubre que estaba casado. La salida fue casarse con alguien a quien no amaba. Este profesor a su vez también vivió con la mujer a quien no amaba. La nieta sigue el mismo camino. La madre también. El nieto luchando con su homosexualidad y la no aceptación de su familia. Y una persona le dice “Si no aceptas tu homosexualidad, vas a vivir tu vida engañosamente hasta que a los 40 años decidas aceptarla”. Y es muy cierto desde el punto de vista psicológico, porque a los 40 disminuyen las defensas y aparece la verdad.
Cada personaje estaba atrapado en un destino tan cerrado como la misma isla. Luchando por sobrevivir a una vida gris, sin felicidad, algunos negando sus sentimientos, sin elegir aquello que querían para sus vidas y a quien querían en su vida. O peor aún María uno de los personajes centrales, casada con Charalampos, un alcohólico, traficante y violento que castigaba a diario a María, atrapada como en una tela araña sin reacción para elegir otra vida.
El patrón de sin salida y de desencuentro se repetía una y otra vez en cada familia, inclusive en cada generación. Y reflexioné… ¿Cómo elegir un nuevo camino, una nueva mirada, una nueva vida? Hay un concepto de coaching ontológico que se le llama “Quiebre”. Es un momento de alta tensión sin embargo necesario para decir basta a la vida que no se quiere y elegir un nuevo camino. Ese ¡Basta! Es sanador y permite construir un nuevo destino.
¿Qué queres para tu vida? ¿Qué estas haciendo para llegar?