¿Comparado con qué?

Expresiones habituales son… Es buena o mala madre o padre. Es buen o mal empleado, me va mal en el trabajo, no tengo plata, es buena persona.
Cuando manifestamos este sentir, lo que ocurre en nuestra cabeza es que estamos comparando con algo, puede ser un parámetro, una idea, un valor, un criterio. Los parámetros nos sirven para medir. Tomemos algo de todos los días por ejemplo la inflación solo como dato, no nos vamos a meter en este tema trillado. El índice de inflación interanual es de 114,2% y decimos que está dentro de las más altas del mundo y esto es porque se fijó un criterio de cuanto es alto y cuanto es bajo y con relación a qué países. Los parámetros pueden ser numéricos y allí el asunto es más claro porque tenemos que traer evidencia con un dato medible. Sin embargo, en otros ámbitos decimos, por ejemplo. Este empleado es faltador. Eso es una opinión y necesitamos justificarlo con el dato y fijar un parámetro. Para decir es faltador, ¿Cuantas veces tiene que faltar para decir que es faltador?
Yendo a temas personales, una persona puede quejarse que su pareja no es cariñosa. Y la pregunta es. ¿Comparado con qué? ¿Qué es una pareja cariñosa para esa persona? O más íntimo todavía. No hace bien el amor. O lo hace mucho o lo hace poco. ¿Es mucho comparado con qué o es poco comparado con qué? ¿Con qué está comparando esa persona? ¿Con una experiencia anterior? ¿Con una manera que se imagina que es hacer bien el amor?
Bueno hemos pasado de la inflación a hacer el amor, pero así es la vida. Nuestra mente fija parámetros a veces fáciles de medir otras veces difíciles si está de por medio lo emocional. Porque siempre atrás de la emoción hay un juicio o sea una opinión y un parámetro. Siempre hay un comparado con que…
¡Inclusive la fórmula de la felicidad se encuentra disminuyendo las expectativas! Aunque suene a conformismo Vs depresión.
¿Cuáles son tus expectativas?
Y cuando no estás conforme… ¿Con qué estás comparando?